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CRUZ SÁNCHEZ DE LARA SORZANO – Una vida en defensa de la mujer

El abogado Cruz Sánchez de Lara es Presidenta de la Asociación por los Derechos Humanos THRibune, una iniciativa que se ocupa de prevenir la prostitución, así como de proteger y reintegrar en la sociedad a las mujeres víctimas de esta terrible experiencia.

La conocimos en su estudio, después de una cena de gala con fines benéficos, celebrada a finales de junio en el Teatro Real de Madrid: una ocasión en la que se reunieron importantes personalidades de la vida social, artística y deportiva española, con el objetivo de recaudar fondos a favor de APRAMP. Muchas mujeres, gracias a la intervención de asociaciones como THRibune o APRAMP, o de personas especiales como Cruz, hoy han vuelto a sonreír: ¡una sonrisa que calienta el alma!

Cruz, ¿cómo conociste a APRAMP?

Conozco a las mujeres de APRAMP desde hace muchos años gracias al trabajo que hago en varias asociaciones de mujeres y formaban parte de la red del movimiento feminista en España. Nuestra colaboración ha durado años, pero últimamente se ha intensificado.

Como abogado te enfrentas a situaciones en las que los derechos humanos están violados e ignorados todos los días, como es el caso de las niñas que ayudan APRAMP. ¿Cómo lidiar con ellos a nivel profesional? ¿Y a nivel personal?

Primero necesitamos establecer qué son los derechos humanos. Sería bueno para todos leer la Declaración de los Derechos Humanos de 1948: casi toda violación de un derecho es una violación de un derecho humano. Precisamente por esta razón, es muy difícil separar la parte profesional de la personal. Los abogados de derechos humanos como yo luchan por algo en común: dignidad e igualdad; la igualdad no se entiende de manera absoluta sino como igualdad de oportunidades y derechos, siendo estos diferentes y respetando la diversidad de todos. Desafortunadamente, ni tú ni nuestros nietos podrán ver un mundo como este, pero esperamos que en la sociedad del futuro se puedan garantizar las bases con las que se garantizan la dignidad y, en consecuencia, la libertad para todos. En mi trabajo, si miras todo objetivamente, eres frío, insensible, mientras que si tienes empatía, sufres, porque la empatía es una gran cualidad tuya que se refleja hacia los demás, pero te hace sufrir, dado que asumes el sufrimiento de los demás. Al final, es una mezcla de sensaciones: la satisfacción de ayudar y la frustración de no poder hacer todo lo que se tiene que hacer. Es por eso que, antes de todo, debes poder desconectarte y sentirte bien contigo mismo: es algo que sólo aprendes con el tiempo. La felicidad de estas chicas que han pasado de ser prostitutas, la mayoría de ellas extranjeras, a ser las protagonistas del Teatro Real, hace que valga la pena el esfuerzo. A los lectores les diría que la empatía es fundamental para comprender a estas personas. Debemos ponernos en la piel de los que sufren. Siempre deberíamos hacer este tipo de ejercicio porque nos podría haber pasado a nosotros también, pero nacimos en esta parte del mundo. Precisamente por esta razón, quiero dejarles una reflexión que espero que incluyan no sólo en esta entrevista sino también en su vida: en realidad, los que estamos en este lado del mundo no tenemos derecho a quejarnos, mientras que, en cambio, es una de las cosas que hacemos a menudo. Perdemos este “derecho” tan pronto como nos ponemos en la perspectiva de quienes sufren. Conocer todos tus derechos y saber que estos se respeten sin duda te coloca en una posición más elevada que a la mayoría de la población. Por ejemplo, mientras almorzamos, miramos las noticias con frialdad, porque a menudo hablan de cosas que están lejos de nosotros. En cambio, uno siempre debe pensar y ser consciente de lo que es realmente importante. Por esta razón, sería positivo que se incluyeran voluntariados en todas las carreras universitarias y cursos de capacitación, para que los jóvenes sean conscientes de la realidad de aquellos que no tienen los derechos y para asegurarse de que puedan conocerlos.

Hoy, una parte de la sociedad trata de hacer que los jóvenes de mi edad sean cada vez más conscientes de estos problemas. ¿Cuál es su consejo para aquellos que quieren ayudar?

En primer lugar, les aconsejo que se acerquen a las asociaciones que, como APRAMP, ayudan a las víctimas de delitos sin fines de lucro. De hecho, lo más importante en mi opinión es leer: los grandes lectores tienen grandes cabezas. La lectura hace la diferencia. Sólo de esta manera se pueden tener ideas claras y estar bien informados. Para ser la voz de aquellos que desafortunadamente no lo tienen, se necesita conocer un problema muy bien.

En mi opinión, la mejor información siempre proviene de escuchar. Escuchar a quienes han sufrido es una de las mejores enseñanzas y ayuda mucho: ayuda a quienes escuchan porque aprenden. Las personas de las que más aprendí son las que sufrieron y se levantaron; estos son los verdaderos héroes de nuestra sociedad. Pero escuchar también ayuda a quienes están escuchados, porque a menudo no tienen a quien los escucha. Y ustedes, los jóvenes, tienen algo muy valioso, que es su tiempo: todavía tenéis mucho tiempo por delante y debéis invertirlo escuchando a aquellos que tienen algo que contarles. Los sabios escuchan, los necios hablan sin escuchar. Acercaos a las asociaciones, creceréis mucho.

Conocer a Cruz Sánchez de Lara fue una de las experiencias más formativas de mi joven vida: una gran mujer que todos los días, con sus palabras, pero sobre todo con sus acciones, es capaz de inspirar a generaciones enteras. Un ejemplo a seguir sin dudarlo, porque  es capaz de mostrarnos el camino hacia un mundo mejor.

Imágenes cortesía de Cruz Sánchez de Lara