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PABLO NERUDA - El poeta que abrazó lo insondable

En 1919, con solo quince años el estudiante de bachiller Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (en arte Pablo Neruda) ya sabía qué representaba la poesía para él y cuál debía ser su significado para los hombres: para él la poesía era vida y en cuanto tal los hombres tenían que vivirla, sentirla vibrar en sus cuerpos, escuchar sus gritos de amor y de dolor, esos gritos que desgarran y a la vez inundan de belleza el alma.

Me he de volcar en un poema/que sea un grito de cristal

Volcarme todo en un poema/ y en él vibrar, vibrar, vibrar, vibrar/
con todas estas voces plenas/nacidas en la soledad

Exactamente esa, según Neruda, es la actitud que debe tener el hombre que ha de sumergirse por completo en los versos que lee y que casi puede tocar, esos versos tan universales que todo ser humano puede entender, amar, sentir. Esta concepción sobre la poesía, no obstante fuese expresada por el poeta en temprana edad y en claro proceso de formación de aquel lenguaje suyo personal que nosotros todos conocemos y amamos, sería el cimiento sobre el que el poeta chileno dio vida a todos sus poemas. Logró encontrar este camino por la intuición que sólo una mente y un alma extraordinarias como las suyas pueden alcanzar aún sin las vivencias que les otorgan los años.

No es fácil definir la poesía de Neruda, porque él nunca separó su vida personal de la vida artística. Sus poemas siempre reflejan los acontecimientos que él estaba viviendo en un determinado momento y el estado de ánimo en que se encontraba mientras los vivías. Y considerado que su vida fue llena de tantos eventos que han atravesado la historia de nuestro mundo occidental, muchos han sido los temas que ha abarcado con su poética: el yo introspectivo, la guerra, el amor, la sociedad, lo trascendental, el mundo y su particular visión del mismo.

El Yo poético de Neruda es universal y, a menudo, adquiere una dimensión cósmica. Por eso, el poeta, según él, es un Mesías, un profeta. Para el poeta chileno la poesía trata la realidad porque ella misma se tiene que considerar realidad, abarcando incluso las cosas más pequeñas, las más sencillas, restituyéndole una dignidad, la de ser narradas. Por eso, en algunos poemas instaura una suerte de diálogo con el Universo, a menudo materializando su constante sentimiento hacia él con la composición de versos muy intensos, casi táctiles. A menudo, el utilizo de enumeraciones y los tonos épicos caracterizan poemas que se distinguen por originalidad y por la sencillez, regalándonos versos que pueden ser captados por todos los que los leen.

Neruda nació en Parral, Chile, el 12 de julio de 1904. En 1927 comenzó su larga carrera diplomática que le llevaría a recorrer medio mundo; entre los Países y las ciudades visitadas por su oficio estuvieron: Birmania, Sri Lanka, Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid. En 1935 fue director de Caballo verde para la poesía, revista en la cual se publicaban muchos escritos de poetas de la generación del ‘27.  En 1936 estalló la Guerra Civil Española y el poeta se comprometió con el movimiento republicano escribiendo poemas en los que profundizó temas sociales.

Exactamente de 1935 es el poema que se distingue por su primer verso Sucede que me canso de ser hombre. El título de ese poema es Walking around, ya que es un paseo dentro y en torno a las cosas que pasan en la vida. Este poema se encuentra publicado en su poemario Residencia en la Tierra, un poemario que no sólo manifiesta una época histórica sino que pone en evidencia las reflexiones sobre la vida privada del poeta y la soledad se vuelve el núcleo central del mismo.

El residente en la Tierra es él, Neruda, son los hombres como testigos activos a la espera de que algo más grande y elevado ocurra. En el poema citado anteriormente, se puede ver cómo, en el mismo periodo oscuro y opaco en el que vive el hombre (aquí habla especialmente del hombre urbano), cansado de vivir y con necesidad de olvidar, el aire tiene al mismo tiempo un perfume a esperanza.

Así que no obstante el cansancio de ser hombre, el olor de las peluquerías que le hace llorar a gritos y la necesidad de ser alguien y dejar huellas en la vida y no ser una sencilla raíz en las tinieblas o el principal objetivo de tantas desgracias que hasta le hacen ver pájaros de odio colgados en las puertas, el hombre sigue adelante, intenta olvidar lo malo, aunque con ojos llenos de lágrimas, y para serenarse de la routine cotidiana y no volverse loco, se obliga a sí mismo a esperar en lo absurdo.

En 1939 Neruda fue designado Cónsul especial para la inmigración española en París, donde destacó ayudando a muchos inmigrantes españoles a cruzar el Atlántico para refugiarse al otro lado del mundo. En 1945 fue Premio Nacional de Literatura de Chile.

En 1958 apareció Estravagario, su libro en el que se pudo apreciar un nuevo cambio en su poesía hasta entonces marcada por el amor, el intimismo y la política. En este libro los versos rigen por el uso del humor y de la ironía. De este libro cabe destacar Pido silencio, porque es un poema en el que el poeta pide silencio para poder cambiar su piel y seguir naciendo de nuevo en cada una de sus metamorfosis. Neruda espera seguir su ruta y que lo dejen tranquilo mientras lo hace, porque solo así se siente vivo. Es la historia del hombre que busca la serenidad que la vida le dará, casi siempre al final de los días:

Pero porque pido silencio/ no crean que voy a morirme:/ me pasa todo lo contrario:/ sucede que voy a vivirme.

Déjenme solo con el día./ Pido permiso para nacer.

Neruda recibió el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Oxford en 1965 y en 1971 la Academia de Estocolmo le otorgó el Premio Nobel de literatura en 1971. Hace cincuenta años murió en Santiago de Chile, el 23 de septiembre. Sus restos mortales descansan junto a los de su tercera esposa, Matilde Urrutia, en la casa que tenía en Isla Negra. Esa casa y todas las demás que el poeta poseía son ahora museos administrados por la Fundación Neruda.

Pablo Neruda es un poeta que ha abarcado la vida en todos sus aspectos y el amor ha sido uno de ellos. Pero aquí no he querido hablar de sus maravillosos poemas de amor, sin duda alguna, los más conocidos de su producción. En este breve homenaje al grande poeta chileno he querido poner en evidencia sus dotes más intimistas y su gran necesidad de vibrar a través de la poesía y de hacernos vibrar a través de su conocimiento que nadie ha podido ver y sentir y que él ha tenido el privilegio de alcanzar: la profundidad del ser humano, tan increíblemente imperfecto y falaz y tan increíblemente maravilloso con sus defectos y debilidades. Neruda abrazó lo insondable y también nosotros podemos hacerlo a través de su extraordinaria poesía.

Quiero dejaros con un fragmento de “Confieso que he vivido. Memorias”, obra póstuma. Sus reflexiones expresan exactamente su poética. No podemos que quedarnos fascinados por su fe en el ser humano y de sus misterios:

[…] De todo lo vivido, me queda una fe absoluta en el destino humano.
Una convicción cada vez más consciente de que nos acercamos a una gran ternura.
Sé que existe el peligro de la catástrofe nuclear.
Pero esto no altera mi esperanza. Sé que un día entrará la luz definitiva. Que un día nos entenderemos todos.
Que progresaremos juntos.
Y esta esperanza, es irrevocable [...]

En la portada: Pablo Neruda
imágenes de archivo