IZARA BATRES - Cuando la poesía lleva alas
“El fuego hacia la luz”, de Izara Batres
Desde el tren vi una luz
que se erigía sobre la tierra cobriza,
igual que el jinete púrpura naciendo
del último fuego.
Se acercaba, galopando
sobre la almendra de la llanura,
donde las piedras desimantadas tejían su dolor
y su fortaleza.
Y en el crepúsculo sólido, vigilante,
quería dejar un momentáneo beso.
Apenas una caricia del aliento
que la implacable invisibilidad
del sentido
olvidó en la raíz de la tierra.
Izara Batres es una poetisa y escritora española, Doctora en Estudios Literarios por la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en Periodismo, máster en Estudios Literarios y máster en Formación del Profesorado.
Profesora de Literatura en la Universidad Camilo José Cela, y de Escritura Creativa en Fuentetaja Literaria, también imparte sus propios talleres literarios. Ha diseñado el curso de Poesía Terapéutica en tres fases pedagógicas.
En 2016 ha recibido el XXXVI Premio Mundial de Poesía Fernando Rielo por su poemario Tríptico. En 2004 recibió el premio de la Editorial Siruela por su ensayo sobre “El mundo de Sofía”. En 2007 recibió el primer Premio del periódico El País, como ganadora del concurso de relatos de EP3 “Talentos”, con el relato “El Paciente”.
Es autora de seis libros: los poemarios Avenidas del tiempo, El fuego hacia la luz, y Tríptico, el libro de relatos Confesiones al psicoanalista, la novela ENC o El sueño del pez luciérnaga, y el ensayo: Cortázar y París: Último round, basado en su tesis doctoral.
¡Bienvenida, Izara! Me alegra muchísimo tener la oportunidad de entrevistarte y conocer mejor tus actividades, no solo la literaria. ¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo te surgió la necesidad de escribir?
Empecé siendo muy pequeña. Tendría cuatro años. Recuerdo que mis padres leían y dialogaban mucho con nosotras. Ambos son filósofos y tienen una gran sensibilidad. Mi padre nos recitaba poesía, y no era necesariamente poesía infantil, podía ser por ejemplo “El cuervo”, de Edgar Allan Poe. He leído poemas y libros supuestamente dirigidos a mayores en cuanto al grado de complejidad, y creo que por eso comencé a amar la poesía, porque no eran contenidos planos, sino con profundidad e intensidad, y pienso que los niños saben valorar eso. Les llega el sentimiento, aunque haya conceptos que no entiendan. Si algo te apasiona, te supone un reto fascinante. Eso es lo esencial. A mis alumnos, les digo mucho que no se queden en poemas simplones y en rimas frívolas que todos hemos tenido que escuchar repetitivamente en el colegio, porque los niños acaban odiando eso y ya no quieren saber nada de la verdadera poesía, ni aprenden a distinguirla.
¿Cuáles son las lecturas o autores que prefieres y cuáles crees que pueden tener más influencia en un poeta?
Me encanta la poesía surrealista que, considero, alcanza verdaderas cumbres en el desarrollo del lenguaje poético, en la imaginación, en el trance creativo.
En cuanto a poetas, me gustan Tagore, Breton, Éluard, Neruda, Pizarnik, la etapa surrealista de Lorca, T.S Eliot, Whitman, Machado, Juan Ramón Jiménez, Hernández… Podría hablar de muchos autores, Maupassant, Joyce, Borges, Sabato, Miller, Poe, pero, por no alargarme: además de la poesía, me gustan mucho los relatos de misterio y de terror; también el humor escrito de Groucho Marx. Y por supuesto me apasiona Cortázar, me enamoré de él desde que leí La vuelta al día en ochenta mundos. Si alguien ha sabido definir lo que siente un creador, y especialmente un poeta, es él, en su texto “Del sentimiento de no estar del todo”.
¿Cómo ves el panorama actual de la poesía? ¿Está suficientemente valorada?
Yo creo que ahora mismo se escribe mucha prosa disfrazada de poesía. Entonces creo que el problema es cómo hacer que los niños distingan eso desde que son pequeños, cómo lograr que haya un respeto hacia el lenguaje poético y que les guste, además. Vivimos una deshumanización muy pronunciada, una época de mucho vacío, y no hay que dejar que eso se refleje en la poesía. El verso siempre debe ir al fondo de las cosas.
Parece que en Letras cualquier cosa vale, se le pone una etiqueta y ya está. En Ciencias esto no ocurre. Pero a eso contribuye una educación que no enseña a los niños a amar la poesía sino a alejarse de ella, porque no sale de los contenidos planos y manidos de los que hablaba antes. Los niños son pequeños, pero no estúpidos. Y, sobre todo, se trata de transmitir un entusiasmo.
¿Es difícil compaginar la escritura con el trabajo de tus clases y talleres?
A mí me encanta enseñar en la universidad y dar mis talleres de escritura creativa, donde muchas veces se crean atmósferas mágicas y vienen algunos cronopios que te dejan sorprendida, así que no me importa dedicarle tiempo. A veces quieres abarcar demasiado y no se puede. La cuestión es organizarse para poder escribir todos los días, pues es una necesidad casi como la de respirar. No es nada fácil, en una actualidad como la que tenemos, de tanto estrés, tanta presión, sueldos precarios, pero hay algo que te lleva a escribir, que no te deja olvidar que eso es imprescindible para ti.
Me gustaría que me hablaras sobre los libros de varios géneros que has publicado. Entre los diversos temas que la vida real ofrece, ¿sobre cuáles prefieres escribir?
He escrito ensayo, narrativa, poesía y guión, sobre todo tipo de temas, y puedo decir que cada género tiene su magia y aporta algo importante a la escritura creativa. ENC o el sueño del pez luciérnaga es una novela sobre la situación de la juventud. Yo creo que esa situación es la misma ahora que cuando la escribí, esa sensación de que no hay salida. Confesiones al psicoanalista es de relatos de humor, fue muy terapéutico escribirlo porque cada relato es una crítica de un aspecto de esta sociedad de locos que a veces llega a colmos del absurdo. Cortázar y París es un ensayo sobre el escritor, pero un ensayo muy perfumado de poesía, que escribí a partir de mi tesis doctoral basada, sobre todo, en su libro Último round (aunque recorre varios). Avenidas del tiempo, El fuego hacia la luz y Tríptico son de poesía y cada uno tiene su voz. Avenidas integra poemas que escribí siendo muy joven, le tengo especial ternura a ese trayecto por los recovecos humanos. El fuego tiene un cariz más metafísico y surrealista y hay poemas apocalípticos y críticos también. Y Tríptico es espiritual, elaborado en tres fases y escrito a partir de la que fue la experiencia más dura y dolorosa de mi vida.
El primer libro es como el primer amor: es lo que hace que el poeta y escritor se sienta como un adulto y objetiva por primera vez aquellos sentimientos que estaban encerrados dentro de su mente y dentro de su corazón. ¿Puedes decirnos cuál fue tu primer pensamiento después de publicarlo?
Avenidas del tiempo fue mi primer libro y, efectivamente, es un primer amor y una primera desnudez, si quieres llamarlo así. Siempre sigo que el precio que el poeta paga por serlo es el de estar desnudo. Se sufre más pero también se profundiza más, y lo que se escribe desde esa consciencia es mucho más interesante. Creo que las personas que evitan estar desnudas en el sentido de mostrar su vulnerabilidad, de dejarse ser, han mutilado una parte de lo que les hace únicos. Cuando el libro salió, sentí cierto vértigo, pero digamos que estaba acostumbrada, porque siempre me he sentido un poco fuera de mi circunstancia.
Has recibido premios literarios, tus poemas y relatos se han publicado en diferentes antologías, traducido a otros idiomas, has hecho recitales en programas culturales. Creo que todo ello habrá sido sin duda un motivo de satisfacción. ¿Te motiva para seguir escribiendo?
Es una alegría recibir reconocimientos en general. Suponen un acicate para moverte esos días que no te levantarías de la cama. Los que nos dedicamos a la creación, a menudo sentimos más intensamente las heridas de las “espinas” que nos encontramos por el camino. Y hay épocas ásperas para todo escritor. Por ejemplo, el último premio me llegó después de esa experiencia dura de la que te hablaba y fue como un regalo. Pero no creo que sea algo con lo que un escritor tenga que obsesionarse, ni hay que pensar en ello cuando se escribe. Tienen la influencia de animarte o de contribuir al entusiasmo.
En tu opinión, ¿cuál es el peso, en la sociedad actual, de un buen escritor?
Parece que ya no importa nada lo inmaterial, cuando no hay beneficio inmediato y que se pueda medir con una balanza, pero sí tiene peso la poesía, y sí tienen peso todas las personas de verdad. El escritor, si es como Cortázar, hace reflexionar y sentir, nos despierta, le da una vuelta al mundo cada vez que habla, y eso es imprescindible. El día que dejemos de soñar, de pensar y de amar estaremos definitivamente muertos.
¿Qué recomendarías a una persona joven que comienza a escribir?
Que sea realmente consciente de si escribe bien, que sepa distinguir, y una vez que tenga esa seguridad de que es escritor, adelante con ello, con paciencia, con amor, y sin dejarse deslumbrar por los focos sociales. Ser famoso o importante socialmente no debe ser el objetivo, sino poder aportar algo, poder ayudar a los seres queridos, hacer pensar a los alumnos, a las personas que nos encontramos por el camino y que son valiosas, dar amor en la creación, enseñar a amar. No hay nada más importante que eso.
¿Ya estás escribiendo un nuevo poemario? ¿O un nuevo libro? ¿Nos puedes anticipar algo?
Pues precisamente tocará algunos temas que tienen que ver con esta entrevista. Y con el ser o no ser… Poco más puedo decir por el momento, pero muy pronto se podrá leer, si todo sale bien.
Doy las gracias de corazón a Izara por esta entrañable entrevista que nos ha querido brindar para inaugurar el primer número de nuestra Revista cultural Proverso y os dejo con una poesía escrita por ella, de su libro El fuego hacia la luz, y con otra que escribimos las dos (un verso cada una) con ocasión de un evento literario del ciclo “La Rioja Poética” en mayo de 2017, en el que plasmábamos nuestro concepto de “Poesía”.
“Poesía” de Izara Batres y Elisabetta Bagli
“No puede ser que estemos aquí para no poder se” (Cortázar).
Poesía para poder ser
lírica axial,
el mundo ha dado la vuelta, sujétateEstamos para ser,
somos para decir.
Cada verso nos une
en esta carrera sin fin.Volamos por y en la poesía
hacia el otro lado de las cosas.Jamás nos podrán cortar las alas
jamás nos podrán quitar el verbo:
somos poesía ante todo.
Portada: Izara Batres, XXXVI Premio Mundial de Poesía Fernando Rielo
Imágenes cortesía de Izara Batres