100 AÑOS DE LA EMPRESA DISNEY – El viaje de Walt a Latinoamérica

100 AÑOS DE LA EMPRESA DISNEY – El viaje de Walt a Latinoamérica

Hace 100 años, específicamente el 16 de octubre 1923, se creó una de las empresas cinematográficas más grandes de la historia de la industria: Walt Disney Company. Para conmemorar éste trascendental suceso, se han organizado muestras y exposiciones alrededor del mundo, y entre ellos, una muestra fotográfica llamada Walt Disney y El Grupo: Un Viaje por Latinoamérica, presentada en Buenos Aires en marzo de éste año.

Tuve la oportunidad de asistir a ésta muestra. No podía privarme de dicha experiencia, siendo que nací en la llamada Época del Renacimiento de Disney – mediados de los Noventa, para ser exactos –, y tengo la sensación de que no os sorprenderá saber que parte de mi infancia fue marcada por las películas de ése periodo. Así que acompáñenme y permítanme contarles un poco de la primera vez que Walt Disney pisó América Latina.

En 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos, impulsado por Franklin D. Roosevelt, le propuso a Walt Disney hacer un viaje por América Latina en rol de “embajadores de buena voluntad”, con el único propósito de entablar buenas relaciones con los países sudamericanos y evitar toda influencia nazi en Latinoamérica.

Como pensó que se trataba de algo meramente político, Disney intentó evitar el asunto, pero finalmente aceptó al notar que sería una buena oportunidad para conocer nuevas culturas. Además, la compañía se enfrentaba a una huelga por parte de los dibujantes (debido a las diferencias salariales entre nuevos y viejos miembros): la propuesta del gobierno le dio a Disney la posibilidad de alejarse del conflicto y, al mismo tiempo, recolectar material para sus películas, generar más oportunidades en el mercado y acabar con los problemas en la compañía.

Para el 23 de julio, Walt Disney ya había formado un grupo de 18 artistas (escritores, dibujantes y músicos) y en agosto del mismo año, llegaron a su primer destino: Rio de Janeiro, Brasil. Cientos de personas se aglomeraron para recibir a “Walt y el Grupo” (así se los llamaba). Se hospedaron en el Hotel Gloria, donde montaron un estudio temporal para trabajar. Disfrutaron de las paradisiacas playas y la mayor parte del tiempo estaban en los jardines botánicos. Sin embargo, el paseo por el zoológico local fue clave: allí descubrieron al armadillo, que usaron como inspiración para el corto Pluto y el Armadillo (1943); y el papagayo, ave que adaptaron para crear a José Carioca, personaje que apareció por primera vez en el corto Aquarela do Brasil de Saludos Amigos (1942).

Walt y El Grupo desembarcan en Río de Janeiro. ©Disney Archives. Gentileza ArtexArte

Siguieron camino y llegaron a Montevideo, Uruguay. Nada más llegar allí, fueron trasladados al Hotel Nogaró para reunirse con la prensa. Disney firmó muchos autógrafos, paseó por casi tres horas y asistió al estreno de Fantasía (1940) en el cine Trocadero. En el mismo establecimiento, también se le brindó un homenaje con cientos de niños cantando canciones de sus películas junto a una orquesta de alumnos: “llevaré este momento en el corazón”, le comentó Disney al diario El País. 

Desde Colonia, Uruguay, zarparon en barco hasta Buenos Aires, Argentina. Se hospedaron en el Hotel Alvear Palace, y Ramón Columba – presidente de la Asociación de Dibujantes Argentinos – se encargó de la recepción y cumplió el rol de acompañante durante gran parte de su estadía. Por otro lado, Andrés Chazarreta – autoridad de música y danza nacional – le mostró al equipo el atractivo de las danzas nacionales y hasta le enseñó a Walt Disney a bailar El Gato (baile nacional argentino) y la chacarera.

Walt baila zamba, Argentina. ©Disney Archives. Gentileza ArtexArte

Disney estaba muy interesado en conocer a Florencio Molina Campos – caricaturista de la vida campestre argentina-, de quien ya había visto trabajos; pero, desafortunadamente, Molina Campos se encontraba de viaje. Debido a éste desencuentro, fue la señora Molina Campos la encargada de llevarlos a La Pampa para que pudieran ver al gaucho (cowboy argentino) en su estado más puro. Les dio ropa típica gauchesca (que aún se conserva en las colecciones de los Archivos de Walt Disney), probaron el mate, se reunieron para comer asado, y hasta pasaron por los viñedos de Mendoza y el norte del país.

El interés de Disney en Molina Campos era tal que le dejó una carta antes de partir, haciéndole saber su interés en una colaboración para crear una película que representara Argentina. Luego de un tiempo, la colaboración se concretó y Campos llegó a Disney Studios para supervisar dos cortos: El Gaucho Goofy, que formó parte de Saludos Amigos (1942), y El Gauchito Volador, cortometraje de Los Tres Caballeros (1944). Lamentablemente, debido a una diferencia ideológica sobre la representación, Molina Campos renunció; aunque quedaron en muy buenos términos.

Walt con una cámara de video, Río de Janeiro. ©Disney Archives. Gentileza ArtexArte

En aquel momento, el equipo decidió separarse en cuatro grupos para cubrir más terreno en menor tiempo -se supone que fue debido a las largas estadías en Brasil y Argentina. El grupo donde se encontraba Disney, voló desde Mendoza hasta Santiago del Chile. Durante el viaje arriba del avión, crearon un nuevo personaje: Pedro, un avión pequeño, protagonista del corto homónimo de 1942. Al arribar, se hospedaron en el Hotel Carrera y pasaron tiempo con dibujantes de revistas nacionales. Por su parte, los guasos (cowboy chilenos) se encargaron de enseñarle algunas danzas nacionales a Disney, dado que sus intentos con la guitarra no eran lo esperado. Un punto importante de ésta visita es la creación de la Alianza de Dibujantes, asociación de dibujantes chilenos que nombraron a Disney como su presidente.

Otro grupo se encaminó hacia La Paz, Bolivia, donde descubrieron un animal que fue muy útil para sus proyectos: la llama. Luego, pasaron por el lago Titicaca, ubicado entre Bolivia y Perú, que resultó en un corto para Saludos Amigos llamado Lago Titicaca. Y finalmente, subieron al tren y partieron a la tierra de Kuzco, Yzma y Kronk: Puno, Perú. Allí también llegó Walt, para explorar las imperdibles ruinas junto al grupo, pasear por los mercados y enamorarse de las telas y la ropa que se vendían. Antes de partir, visitaron el diario El Comercio y la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Walt posa con bailarines y músicos en Lima, Perú. ©Disney Archives. Gentileza ArtexArte

Simultáneamente, otros grupos pasaron por los mercados de artesanías en Ecuador, algunos fueron a Colombia para deleitarse con el café, otros conocieron Venezuela, tierra portuaria del libertador Simón Bolívar, y disfrutaron de las islas de Panamá. Cuando llegaron a Guatemala, quedaron deslumbrados con las estatuillas miniatura – poco más grande que un pulgar – y descubrieron la marimba, instrumento de percusión. Su última parada fue México, país que se vio representado en el corto La Piñata, que formó parte de Los Tres Caballeros (1944) e introdujo un nuevo personaje latino: el gallo Panchito.

Y así, Disney le dijo adiós a América Latina. Para octubre ya estaban en camino a casa. Fueron dos meses de gira donde descubrieron el encanto cultural y la calidez social que solo Latinoamérica posee. Las dos películas resultado de ésta gira fueron un éxito total y obtuvieron varias nominaciones a los Oscar y premios de la Academia. La compañía comenzó a resurgir de sus cenizas y, el año siguiente, lanzaron el documental South of the Border with Disney, donde nos muestran la travesía que les acabo de relatar (pueden encontrarlo en Disney+ y créanme, son 30 minutos de pura aventura). Indudablemente cumplieron con la encomienda del gobierno y ambas partes salieron beneficiadas – ¡Misión cumplida!

En la portada:
Walt saluda desde la ventana de un ómnibus
yendo desde Montevideo a Colonia, Uruguay.

©Disney Archives. Gentileza ArtexArte
Imágenes y video:
Disney Latino, Artexarte.com.ar

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