FESTIVAL DE CINE ITALIANO DE MADRID - Una semana de homenaje al Bel Paese

Acaba de finalizar la decimosexta edición del Festival de Cine Italiano de Madrid. Precisamente este año también, como un reloj suizo, regresó en la última semana de noviembre el festival que rinde homenaje y difunde el nuevo cine italiano por toda España. Como italiana residente en Madrid, además de gran aficionada al cine, sigo siempre con especial interés este evento.

Organizado por el Instituto Cultural Italiano de Madrid, el festival comenzó el 23 de noviembre con la Gala de Inauguración, durante la cual el director Matteo Garrone recibió el premio del festival a la mejor película, con su último largometraje Yo Capitán. A la ceremonia de entrega de premios siguió un concierto del famoso cantante Diodato, creador, entre otras cosas, de la banda sonora de la película en concurso Palazzina Laf de Michele Riondino, presentada en octubre en el Festival de Cine de Roma.

Así, la emblemática mascota del gato negro reapareció en la entrada del Cine Paz, rindiendo homenaje a uno de los símbolos más característicos de la ciudad. Precisamente en este cine, durante siete días consecutivos, de seis de la tarde a diez de la noche, asistimos a una selección diversificada y de altísima calidad de cortometrajes, documentales y largometrajes del cine italiano del último año. Entre las 19 películas en concurso, se destacó una gran variedad de productos de autores consolidados y debutantes. Entre los debutantes estaba Mauro Díez Concari, recién graduado del Centro Experimental quien, con Mi pequeño Chet Baker, recibió el premio al mejor cortometraje del festival.

Otro debut como director fue el de Michele Riondino, con la ya mencionada Palazzina Laf y un sublime Elio Germano en el papel principal. La película, proyectada en Madrid, obtuvo un gran éxito, situándose en segundo lugar en índice de aprobación del público participante, tras Yo Capitán (película ganadora con una puntuación media de 9,40: la más alta de los últimos diez años).

También fueron estrenadas: Adagio, la última película de Stefano Sollima, con un elenco de excelencia (Pierfrancesco Favino, Toni Servillo y Valerio Mastandrea, entre otros); Mi fanno male i capelli, un hermoso homenaje a Monica Vitti de Roberta Torre, con los espléndidos Alba Rohrwacher y Filippo Timi; Patagonia, de Simone Bozzelli y L'Avamposto, película de Edoardo Morabito, ganadora del premio al mejor documental.

Además, cabe mencionar la sección del festival dedicada a los niños: el Festival de Cine Italiano para niños de Madrid, en colaboración con el Festival de Cine Giffoni. Esta sección tuvo lugar en el Instituto Cultural Italiano de Madrid, donde se organizaron diversas proyecciones y talleres para niños a partir de tres años.

En el Instituto, también se presentaron un ciclo de películas que rinden homenaje a grandes e inolvidables figuras de la cultura italiana: Franco Battiato, con Il coraggio di essere Franco, de Angelo Bozzolini; Lucio Battisti, con Lucio per amico. Ricordando Battisti, de Maite Carpio, y Francesco Nuti con su película Caruso Pascoski di padre polacco (1988).

Una edición verdaderamente memorable, por tanto, pero ¿qué conclusiones podemos sacar de este festival? ¿En qué dirección avanza el cine italiano? El Festival de Cine Italiano de Madrid es una excelente oportunidad para plantearse algunas preguntas porque, al celebrarse a finales de año, permite condensar en una sola semana los estrenos más interesantes de la temporada.

En general, se observa un gran numero de películas dedicadas a figuras destacadas de la cultura italiana. Además de los documentales sobre Battiato y Battisti y el homenaje a Monica Vitti, se deben mencionar el documental fuera de competición de Mario Martone dedicado a Massimo Troisi, titulado Laggiù qualcuno mi ama, y el de Massimo Martella sobre uno de los más grandes compositores italianos de bandas sonoras del siglo XX: Piero Umiliani, titulado Il tocco di Piero. Y ¿cómo no mencionar Le mie poesie non cambieranno il mondo, de Annalena Benini y Francesco Piccolo sobre la poco conocida poetisa italiana Patrizia Cavalli?

Se trata principalmente de documentales, un género cinematográfico que mejor se adapta a este tipo de productos. A pesar de ello, parece acertado subrayar que el homenaje a una figura destacada de la cultura es un tema recurrente en el cine italiano de los últimos años. Algunos ejemplos son Leonora Addio (2022) de Paolo Taviani y La Stranezza (2022) de Roberto Andò, hermosos homenajes a Pirandello, y Qui Rido Io (2021) de Mario Martone, homenaje a Eduardo Scarpetta.

Otro hilo interesante es, en mi opinión, el de los jóvenes. Además de la sección infantil, la atención a los jóvenes, a su mundo y sus gustos se puede comprobar con la presencia de numerosos protagonistas adolescentes o veinteañeros. Me refiero a los protagonistas de películas como las citadas Adagio e Yo Capitán, La Guerra del Tiburtino III de Luna Gualano o el documental Procida de Cecilia Catani, por citar algunas. Aunque en casi todos estos casos la juventud no es el motivo principal de las películas, a menudo es un componente esencial y muy importante.

Cabe recordar también la importancia del Premio Solinas Italia-España, dirigido a guionistas profesionales o emergentes que quieran presentar un proyecto fuerte y ambicioso para proponer al mundo de la producción cinematográfica y al cine italiano, español e internacional.

En conclusión, es necesario reconocer el gran compromiso del Instituto Italiano de Cultura de Madrid al querer hacer accesible el festival a todos, tanto a través del acceso totalmente gratuito como mediante la retransmisión de todos los documentales también online, con el fin de difundir el cine italiano, no sólo en Madrid sino en toda España. Una edición que sin duda hace honor al propio lema del Festival, que resume a la perfección su espíritu: “Y todo esto… ¡Porque amamos el cine!”.

En la portada: un detalle del cartel
Imágenes cortesía del Festival de Cine Italiano de Madrid