"LA RAGAZZA DI HOPPER" – Una nueva aventura del Comisario Bertone
Conocer a un actor de cine y teatro, así como a un escritor como Fabio Bussotti, es un gran privilegio. No solo me deleito en apreciar sus indudables dotes artísticas cada vez que veo cambiar la expresión de su rostro o escucho el cambio en el tono de su voz cuando se sumerge en la interpretación de uno de los muchos personajes que trae en escena. pero me encanta escucharle contar anécdotas de su vida profesional y privada, seguir sus consejos, hablar de cocina o cualquier otra cosa durante un paseo por el Parque del Retiro o por las calles de Madrid. Un Madrid que a Bussotti le gusta tanto como a mí; una ciudad que se ha convertido en su segunda patria y de la que ha extraído algunos de los elementos creativos esparcidos en sus novelas dedicadas al comisario Bertone. Bussotti siempre ha estado influenciado por el arte en todos sus significados; para él es una fuente inagotable de vida y lo demuestra también en la escritura y la trama de todos sus libros.
También en esta nueva cita, Bertone habla de arte a través de las similitudes que existen entre el escenario del caso que tiene que resolver el Comisario y un cuadro de Edward Hopper.
La fuente de inspiración de Hopper es la ciudad, la arquitectura, los paisajes urbanos y humanos. De hecho, el artista pintó edificios, calles, bares y habitaciones con gran realismo y en todas estas pinturas insertó elementos que parecen estar suspendidos, inmovilizados en la vida cotidiana. Entre estos, los elementos humanos parecen quedar atrapados en las cuatro paredes que los ven como protagonistas solitarios de un mundo que se desarrolla afuera, pero que tiene mucho que contar adentro.
Del mismo modo, Fabio Bussotti concibió su nueva novela policíaca La ragazza di Hopper (La chica de Hopper), título que hace referencia a la extraordinaria pintura Habitación de hotel de 1931, conservada en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. El escritor estructuró la novela desarrollando una serie de elementos que están contenidos tanto en una habitación de hotel, a pesar de todo lo que ocurre fuera de ella, como en el alma de una mujer rumana, Nora Rednic, que se encuentra estrangulada en una habitación del Hotel D’Azeglio en el centro de Roma, en el Esquilino, el barrio donde trabaja y vive nuestro Comisario Flavio Bertone. La escena del crimen, las paredes vacías e impersonales, la mujer, la ropa interior rosa, una letra, así como la luz son elementos que remiten a la pintura según Pizzo, uno de los colaboradores de Bertone.
Una vez más, el Comisario Bertone se encontrará resolviendo un verdadero rompecabezas: todo es como es y como creemos que es y nada es como se nos muestra. En este difícil camino, especialmente después de un período de aislamiento debido a la pandemia que lo hizo más propenso a la soledad, Bertone se encuentra con personajes que aparentemente viven una vida pequeña y silenciosa, mientras que, por el contrario, esconden un mundo turbulento, lleno de mentiras y violencia, un mundo que al propio Commissario le cuesta identificar, incrédulo y solo en su batalla. Sí, porque, como siempre, Bertone, a pesar de contar con la ayuda de sus fieles colaboradores Pizzo, Cacace y el subcomisario Borgonovo en sus investigaciones y a pesar de no estar acostumbrado a viajar, volverá a tener que afrontar el peligro solo, lejos de casa. Será él mismo quien se enfrente a este peligro lanzándose a través del Océano, sin pensarlo dos veces, en una aventura digna de una película policiaca. Y ésta es precisamente la peculiaridad de Bertone, la de moverse o no moverse - por ejemplo, cuando se queda dentro de la casa con su botella de alcol tratando de recordar fragmentos de su vida de un pasado lejano con su amigo Angelo Bagli o más recientemente juntos a la policía Saggioro - y hacerlo siempre de forma cinematográfica, asegurándose de que el lector pueda imaginar perfectamente la escena y encontrarse dentro de ella como si la viviera de primera mano.
En este libro, como en los demás de la serie, los personajes de Bussotti son fácilmente identificables en nuestra vida cotidiana: podemos sentirlos como nuestros amigos, hermanos, abuelos, amantes, exactamente como Hopper lo hizo con sus cuadros, en los que describía escenas de vida real, magnética para el espectador; escenas de soledad compartida, universal, que no son más que profundos reflejos de la naturaleza humana.
En La ragazza di Hopper, Bussotti ha regalado a su personaje una nueva cualidad: la reflexión que implica decisión y concentración. La pandemia ha cambiado ligeramente el sentido de la vida de Bertone. Ha entendido qué dirección tomar y, a pesar de ser el habitual Comisario irónico y simpáticamente torpe en sus aventuras, esta vez siente la necesidad de no perderse en las cosas, sino de ir directo al grano. Para ello se toma sus pausas de reflexión y trata de escaparse de los encuentros con Massimiliano y su esposa Laura, respectivamente hijo y nuera de su ex Rosa, quienes ahora integran su familia; por ello no quiere retomar la relación con su amante, la profesora de Arte y directora de Museos Mafalda Moraes, quien sólo llama para pedir consejos sobre el caso, diciéndole “acabo de entrar en una pintura de Hopper de la que no consigo salir”, sin ceder a la llamada de la pasión; por eso quiere intentar vivir consigo mismo, con sus miedos atávicos y con los nuevos, y quiere intentar mantenerse lúcido (a pesar del alcol) para solucionar el caso. Todas actitudes evidentes de un nuevo camino íntimo que marcan su acción en este nuevo episodio del Comisario Bertone que todos los fieles seguidores estamos ansiosos por ver en la pantalla grande o pequeña. Al fin y al cabo, al igual que en Habitación de hotel de Hopper, los libros de la serie del Comisario Bertone también se desarrollan a través de secuencias cinematográficas imperdibles que, por ahora, constituyen la imaginación tanto del autor como del lector.
Para saber más sobre el tema, os invitamos a leer todos los libros de las aventuras del Comisario Bertone y también a participar en el próximo evento “El Comisario Bertone llega a Madrid” el 12 de noviembre a las 19 horas en el Naranja Café, Calle Vicente Ferrer 53, acto en el que Fabio Bussotti nos aclarará muchos enigmas sobre sus novelas.
Portada: Habitación de hotel de Edward Hopper (1931)
imagen: https://www.museothyssen.org